jueves, 1 de octubre de 2009

Senhas (Adriana Calcanhotto)

Esta estrofa define perfectamente cómo me siento últimamente:


Eu agüento até os modernos
E seus segundos cadernos
Eu agüento até os caretas
E suas verdades perfeitas

lunes, 27 de julio de 2009

Otro muerto



Murió Merce Cunningham, el extraordinario coreógrafo que fuera pareja sentimental del compositor contemporáneo John Cage durante gran parte de su vida, dejó de existir hoy a los 90 años en Nueva York. Mi blog se está convirtiendo en esquela de grandes y discímbolos bailarines: Michael Jackson, Pina Baush y ahora Merce.

domingo, 28 de junio de 2009

Se fue Michael Jackson, el primer sujeto transracial

Recomiendo mucho leer el siguiente artículo de La jornada semanal, es una mirada interesante en torno a Michael Jackson:

http://www.jornada.unam.mx/2008/09/07/sem-francisco.html

domingo, 21 de junio de 2009

¿Por qué hay tantos?




Año 2009, Guadalajara, Jalisco, México. Es prácticamente ciencia ficción que en una universidad pública, ante el tema de la homosexualidad, los alumnos todavía polemicen en torno a “por qué hay tantos gays en Guadalajara”. En un tono políticamente correcto comenzó a discutirse el tema de la homosexualidad en una clase de consumo cultural, cultura urbana y culturas juveniles. Un alumno de Puebla, que se ostenta como metalero, y está de intercambio aquí en Guadalajara por su maestría, narró que cuando se pone pedo con sus amigos y ya es muy tarde, decide irse a los bares gay porque son los que abren más tarde; sin embargo, sus visitas no han logrado derrumbar sus prejuicios, sigue insistiendo en que va por la calle y “abundan los gays… y en el centro no se diga”. Otro de los compañeros de clase, que se reconoce a sí mismo como ex cholo grafitero, pontificó que los gays “tienen mucha homofobia internalizada” y que “son terribles entre ellos”. Nadie en la clase podía responder a la incógnita de porqué había tantos.
El profesor, RM, animó a una compañera “especializada” en el tema (con tesis plagiada), a que nos dijera qué había encontrado en su investigación. Ella, que desde que entró a la carrera ha pensado que las parejas gay duran poco —luego de cuatro años de escuchar que las prenociones son obstáculos para aproximarnos lo más posible a la objetividad—, continúa pensando que esto es porque son “promiscuas”.
Yo no dije una palabra, preferí quedarme callado y aprender.
En el CUCSH, universidad donde estudio, hay evidentemente más mujeres que hombres, en el camión donde me subo, el 30, hay más mujeres que hombres. No he revisado las últimas estadísticas en México, pero parece ser que nacen más varones que mujeres, pero la tasa de mortalidad es mayor en los hombres, lo que ocasiona que la población femenina se imponga. Los divorcios entre parejas heterosexuales están a la alza, no obstante, la gente —como imbéciles—, siguen casándose y neceando ante una institución decadente y falaz como el matrimonio.
¿Por qué nadie se asombra ante eso? ¿no es más evidente eso que la homosexualidad?

lunes, 13 de abril de 2009

Di-ver-si-dad



Hace algunos meses Ricardo Salazar, columnista y jefe de la mesa de cierre de Público-Milenio, escribió en su columna semanal, Salivita, sobre la necesidad de un diputado gay. En lo personal, no tengo certeza respecto a que un diputado gay, por el hecho de serlo, pueda garantizar la inclusión de políticas públicas en la agenda nacional, o que esto entrañe su desempeño eficiente en el cargo.
Por otra parte, resulta revelador que en las elecciones donde contendían Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón, la mayoría de los gays a quienes pregunté sobre por quién votarían, respondían que por Calderón, el candidato que —ahora en calidad de presidente—, asistió a un congreso mundial de la familia (católica) para legitimar el modelo nuclear: papá, mamá e hijos. Y no digo con ello que López Obrador fuera la alternativa para cuestiones de diversidad (obviamente no lo es), pero los argumentos que usaban contra él eran de un clasismo obsceno: “AMLO nos dejará un país de nacos”, “Nos va volver pobres”. Como si Guadalajara fuera Suiza…
Entonces, si la población gay está tan empeñada en distinguirse unos de otros, ya sea por cuestiones socioeconómicas, de estilo o tribu de moda, me pregunto si se sentirán identificados o incluidos en las políticas que un diputado gay proponga.
En su columna, Salazar habló que los partidos están desestimando alrededor de 700 mil a un millón cuatrocientos mil sufragios (población de diversidad sexual estimada por Salazar) ¿esta población estará de acuerdo en otorgar igualdad de derechos para transexuales? ¿respaldarán el matrimonio homosexual sólo por el hecho de ser homosexuales? ¿estarán de acuerdo con la adopción por parte de una pareja homosexual? Lo dudo.
Sin ser pesimista, un lazo central que de manera tangible une a toda la diversidad, es justamente el distinguirse del “otro”, o mejor dicho: discriminarlo. Basta visitar la página de relaciones Man-Hunt, para conocer un poco el aspecto discursivo de la diversidad. Algunas frases que pueden leerse en un alto porcentaje de los perfiles son: “no obvios”, “no gordos”, “no feos”, “no viejos”, etc. Y ésta es la población diversa a quien el diputado gay se dirigirá. En las páginas de ligue es común leer: “busco similares”, nadie estamos dispuestos a convivir con la otredad, nos da pánico. Los “otros”: los obvios, las vestidas, los sin carrera, los pobres, los gordos y los viejos son esos indocumentados en la tierra virtual de los jóvenes, bellos, los GB por partida doble (Gente Bien y Gym Boy).
¿De qué manera pueden armarse políticas para un sector tan atomizado y profundamente despolitizado?
Para ilustrar el desinterés de la población diversa sexualmente, basta pensar el caso de Alondra, la transgénero a quien el DIF le secuestró a su hija de crianza; salvo algún partido y un colectivo, nadie más ha dicho pío, ni siquiera se ha vuelto un tema entre los homosexuales, para quienes sus prioridades son otras, totalmente distintas. Es decir, nadie hemos hecho propia la causa de Alondra, que dicho sea de paso no es una cuestión que atañe sólo a los homosexuales, sino que pertenece al ámbito de los derechos humanos en general.
La política de los homosexuales tapatíos, que son los que medianamente conozco, es la política del estilo. Es decir, la que se ocupa sólo de cuestiones cosméticas, absorta en la forma, pero indolente con el fondo. Aquí a muy pocos importa Alondra, la inseguridad, la discriminación o los crímenes por homofobia, ya no digamos la propia homofobia internalizada.
No lo se, pero quizá más que un diputado gay, o a la par de un diputado gay, hace mucha falta la discusión política sobre las leyes que atañen al tema. Cultura política, pues. Porque finalmente en México las leyes son accesorias, de poco o nada sirven, no existe un contexto social en el cual puedan llevarse a cabo de manera eficaz; por ejemplo, con el reciente tema del amparo contra ley sobre el aborto, para la mala suerte de los miopes que quieren prohibir la legalización del aborto, su triste amparo no impedirá que este continúe practicándose, sólo que en las peores condiciones. De la misma forma, una ley contra la homofobia, poco incidirá en las estructuras mentales de familias que la fomentan como el único recurso para construir la masculinidad de sus hijos. Ya me imagino a un niño de tercero de primaria, gay, diciéndole a sus compañeros: “no me digan puto porque es delito, hay una ley que lo prohíbe”. También puedo ver claramente las carcajadas de sus compañeros y hasta, discretas, las de sus maestros. Con todo y leyes.