domingo, 21 de junio de 2009

¿Por qué hay tantos?




Año 2009, Guadalajara, Jalisco, México. Es prácticamente ciencia ficción que en una universidad pública, ante el tema de la homosexualidad, los alumnos todavía polemicen en torno a “por qué hay tantos gays en Guadalajara”. En un tono políticamente correcto comenzó a discutirse el tema de la homosexualidad en una clase de consumo cultural, cultura urbana y culturas juveniles. Un alumno de Puebla, que se ostenta como metalero, y está de intercambio aquí en Guadalajara por su maestría, narró que cuando se pone pedo con sus amigos y ya es muy tarde, decide irse a los bares gay porque son los que abren más tarde; sin embargo, sus visitas no han logrado derrumbar sus prejuicios, sigue insistiendo en que va por la calle y “abundan los gays… y en el centro no se diga”. Otro de los compañeros de clase, que se reconoce a sí mismo como ex cholo grafitero, pontificó que los gays “tienen mucha homofobia internalizada” y que “son terribles entre ellos”. Nadie en la clase podía responder a la incógnita de porqué había tantos.
El profesor, RM, animó a una compañera “especializada” en el tema (con tesis plagiada), a que nos dijera qué había encontrado en su investigación. Ella, que desde que entró a la carrera ha pensado que las parejas gay duran poco —luego de cuatro años de escuchar que las prenociones son obstáculos para aproximarnos lo más posible a la objetividad—, continúa pensando que esto es porque son “promiscuas”.
Yo no dije una palabra, preferí quedarme callado y aprender.
En el CUCSH, universidad donde estudio, hay evidentemente más mujeres que hombres, en el camión donde me subo, el 30, hay más mujeres que hombres. No he revisado las últimas estadísticas en México, pero parece ser que nacen más varones que mujeres, pero la tasa de mortalidad es mayor en los hombres, lo que ocasiona que la población femenina se imponga. Los divorcios entre parejas heterosexuales están a la alza, no obstante, la gente —como imbéciles—, siguen casándose y neceando ante una institución decadente y falaz como el matrimonio.
¿Por qué nadie se asombra ante eso? ¿no es más evidente eso que la homosexualidad?

No hay comentarios: